ENTREVISTA: PABLO CEREZAL (#FIL2015 LA PAZ)
Hoy en la Feria Internacional del Libro de La Paz, el madrileño Pablo Cerezal y el cochabambino Claudio Ferrufino-Coqueugniot, presentan Madrid-Cochabamba. Cartografía del desastre (Editorial 3600). Aprovechando, les comparto esta conversación con el afable escritor español.
Pablo Cerezal: “Una ciudad es un desastre en cuanto comienzas a amarla"
Mijail Miranda Zapata
Pablo Cerezal (Madrid, 1972), español, licenciado en Derecho de profesión, dedicó los primeros años de su vida laboral a las actividades financieras. Pero el tiempo y la vena literaria lo condujeron hacia otros destinos, menos seguros, quizás, pero infinitamente necesarios e inevitables. El madrileño se convirtió en un escritor errante, un recolector de historias y verdades, navegando ciudades tan entrañables como inhabitables. Prueba de ello es el primer título de su bibliografía, Cuadernos del Hafa (Carena, 2012), una brutal radiografía de Marruecos. No hace mucho, este intrépido viajero compartía con nosotros este espacio geográfico, el de Cochabamba. Ahora mismo, por culpa de las oficinas de Migración y su burocracia, Cerezal está lejos, como exiliado. Al igual que Claudio Ferrufino-Coqueugniot, conocido nuestro, que habita el exilio por voluntad propia. Y precisamente, desde esa lejanía es que ambos narradores cruzan sus plumas para ofrecernos Madrid-Cochabamba. Cartografía del desastre (Editorial 3600).
Escrito a cuatro manos, el libro cuenta con un excepcional prólogo del escritor navarro Miguel Sánchez-Ostiz y promete guardar entre sus páginas esa prosa poética dura que caracteriza a ambos narradores. Miradas oscuras, excesos y furia, estarán esperando por nosotros en esta lectura. Al referirse a los relatos contenidos en esta obra y sus autores, el chileno Jorge Muzam, en su blog Cuadernos de la ira, dice: “Periféricos, resentidos, brutalmente sinceros, han llegado a la cúspide literaria con los pantalones indemnes, aunque con el alma adolorida, las llagas ardiendo y el pecho inflamado de tantas victorias pírricas”.
De la relación con nuestra ciudad, su natal Madrid y la admiración mutua con Ferrufino-Coqueugniot, conversamos a continuación:
-Madrid-Cochabamba es un trabajo que aborda el recuerdo y sus implicaciones. Una de estas, de las fundamentales, es la distancia. Es, entonces, un libro sobre la distancia, hecho a distancia.
Te agradezco sinceramente tan acertada apreciación. El libro, de hecho, ha crecido en la distancia. Tanto Claudio como yo estábamos lejos de nuestras respectivas ciudades natales, las que recorremos en las páginas del libro, lejos el uno del otro, y alejados de la vida vivida que ya no volverá y que da forma a este volumen. Así que la distancia ha sido caldo de cultivo. Sí, hay mucha distancia en Madrid-Cochabamba, pero no es en absoluto una obra distante. No lo es para los autores, y no va a serlo para los lectores, que encontrarán en estas páginas reflejos de sus propios recuerdos y vivencias, independientemente de cual sea su ciudad de origen.
-Más allá de la cercanía estilística, temática y vivencial, que tiene con Claudio Ferrufino-Coqueugniot, ¿cómo es que nace la idea de escribir Madrid-Cochabamba a cuatro manos?
La idea nace como lo hacen el amor o los orgasmos: de manera necesaria, natural y espontánea. Todo indica que el simple hecho de que Claudio y yo nos conociésemos fue producto de la casualidad. Pero tiendo a pensar que lo fue de la causalidad. Tarde o temprano teníamos que encontrarnos. Respecto a esta obra a cuatro manos, pienso que nos gustaba tanto leernos el uno al otro que esta era la manera más fácil de lograr hacerlo de manera habitual y sostenida. Has de comprender que recibir textos de Claudio con asiduidad, es una oferta que no se puede rechazar. Degustar su prosa es lo más parecido al nirvana que puede experimentar cualquier lector occidental.
-Imagino que hubo un proceso de lectura cruzada y elección de los textos a publicarse, ¿cuáles fueron las dificultades que atravesaron en este proceso?
Imagino que sonará a frase hecha, pero tiendo a decir siempre la verdad, así que… lo diré: el proceso no ha tenido ninguna dificultad, más allá de la de vernos obligados a poner punto final. De hecho, ya andamos pergeñando la idea de añadir nuevos textos para la edición española del libro. Hemos disfrutado mucho del proceso creativo. Se ha convertido en una especie de droga para nosotros, esta escritura a cuatro manos. Recomiendo a todo creador el proceso colaborativo. Eso del ego del autor es un concepto caduco.
-El subtítulo del libro es de un pesimismo contundente: “Cartografía del desastre”. ¿Están impregnados los relatos de ese gusto agrio y adquirido?
Una ciudad es un desastre en cuanto comienzas a amarla. Todo amor es un desastre si es verdadero. Y hemos escrito sobre ciudades que amamos y amores que sí lo son. Es natural que estas páginas destilen un cierto regusto amargo.
-“Allí donde toques la memoria, duele”, decía Yorgos Seferis, citado por Miguel Sánchez-Ostiz en el prólogo del libro. ¿Qué tan doloroso fue este ejercicio de evocación madrileña para usted?
Certifico la frase de Seferis que tan acertadamente ha dispuesto Miguel en ese prólogo que es un verdadero regalo, especialmente para el lector. Para mí ha sido doloroso habituarme a habitar, de nuevo, ciertas estancias del recuerdo, y una ciudad que ya ni es ni volverá a ser. Mi literatura (como la de Claudio) es básicamente autobiográfica, y más en el caso de “Madrid-Cochabamba”. Así que ese tipo de dolor me acompaña siempre durante el proceso creativo. Afortunadamente, el poder compartir este viaje con Claudio, ha sido un bálsamo.
-¿Tienen planificada la presentación en nuestra ciudad?
Aún no puedo confirmarlo, pero es muy probable que Claudio sí haga una presentación. Me consta que va a intentarlo. Por mi parte, me encantaría poder acompañarle, pero ciertas cuestiones de perversidad y desidia burocrática de las autoridades bolivianas me impiden, de momento, reingresar al país.
Pablo Cerezal: “Una ciudad es un desastre en cuanto comienzas a amarla"
Mijail Miranda Zapata
Pablo Cerezal (Madrid, 1972), español, licenciado en Derecho de profesión, dedicó los primeros años de su vida laboral a las actividades financieras. Pero el tiempo y la vena literaria lo condujeron hacia otros destinos, menos seguros, quizás, pero infinitamente necesarios e inevitables. El madrileño se convirtió en un escritor errante, un recolector de historias y verdades, navegando ciudades tan entrañables como inhabitables. Prueba de ello es el primer título de su bibliografía, Cuadernos del Hafa (Carena, 2012), una brutal radiografía de Marruecos. No hace mucho, este intrépido viajero compartía con nosotros este espacio geográfico, el de Cochabamba. Ahora mismo, por culpa de las oficinas de Migración y su burocracia, Cerezal está lejos, como exiliado. Al igual que Claudio Ferrufino-Coqueugniot, conocido nuestro, que habita el exilio por voluntad propia. Y precisamente, desde esa lejanía es que ambos narradores cruzan sus plumas para ofrecernos Madrid-Cochabamba. Cartografía del desastre (Editorial 3600).
Escrito a cuatro manos, el libro cuenta con un excepcional prólogo del escritor navarro Miguel Sánchez-Ostiz y promete guardar entre sus páginas esa prosa poética dura que caracteriza a ambos narradores. Miradas oscuras, excesos y furia, estarán esperando por nosotros en esta lectura. Al referirse a los relatos contenidos en esta obra y sus autores, el chileno Jorge Muzam, en su blog Cuadernos de la ira, dice: “Periféricos, resentidos, brutalmente sinceros, han llegado a la cúspide literaria con los pantalones indemnes, aunque con el alma adolorida, las llagas ardiendo y el pecho inflamado de tantas victorias pírricas”.
De la relación con nuestra ciudad, su natal Madrid y la admiración mutua con Ferrufino-Coqueugniot, conversamos a continuación:
-Madrid-Cochabamba es un trabajo que aborda el recuerdo y sus implicaciones. Una de estas, de las fundamentales, es la distancia. Es, entonces, un libro sobre la distancia, hecho a distancia.
Te agradezco sinceramente tan acertada apreciación. El libro, de hecho, ha crecido en la distancia. Tanto Claudio como yo estábamos lejos de nuestras respectivas ciudades natales, las que recorremos en las páginas del libro, lejos el uno del otro, y alejados de la vida vivida que ya no volverá y que da forma a este volumen. Así que la distancia ha sido caldo de cultivo. Sí, hay mucha distancia en Madrid-Cochabamba, pero no es en absoluto una obra distante. No lo es para los autores, y no va a serlo para los lectores, que encontrarán en estas páginas reflejos de sus propios recuerdos y vivencias, independientemente de cual sea su ciudad de origen.
-Más allá de la cercanía estilística, temática y vivencial, que tiene con Claudio Ferrufino-Coqueugniot, ¿cómo es que nace la idea de escribir Madrid-Cochabamba a cuatro manos?
La idea nace como lo hacen el amor o los orgasmos: de manera necesaria, natural y espontánea. Todo indica que el simple hecho de que Claudio y yo nos conociésemos fue producto de la casualidad. Pero tiendo a pensar que lo fue de la causalidad. Tarde o temprano teníamos que encontrarnos. Respecto a esta obra a cuatro manos, pienso que nos gustaba tanto leernos el uno al otro que esta era la manera más fácil de lograr hacerlo de manera habitual y sostenida. Has de comprender que recibir textos de Claudio con asiduidad, es una oferta que no se puede rechazar. Degustar su prosa es lo más parecido al nirvana que puede experimentar cualquier lector occidental.
-Imagino que hubo un proceso de lectura cruzada y elección de los textos a publicarse, ¿cuáles fueron las dificultades que atravesaron en este proceso?
Imagino que sonará a frase hecha, pero tiendo a decir siempre la verdad, así que… lo diré: el proceso no ha tenido ninguna dificultad, más allá de la de vernos obligados a poner punto final. De hecho, ya andamos pergeñando la idea de añadir nuevos textos para la edición española del libro. Hemos disfrutado mucho del proceso creativo. Se ha convertido en una especie de droga para nosotros, esta escritura a cuatro manos. Recomiendo a todo creador el proceso colaborativo. Eso del ego del autor es un concepto caduco.
-El subtítulo del libro es de un pesimismo contundente: “Cartografía del desastre”. ¿Están impregnados los relatos de ese gusto agrio y adquirido?
Una ciudad es un desastre en cuanto comienzas a amarla. Todo amor es un desastre si es verdadero. Y hemos escrito sobre ciudades que amamos y amores que sí lo son. Es natural que estas páginas destilen un cierto regusto amargo.
-“Allí donde toques la memoria, duele”, decía Yorgos Seferis, citado por Miguel Sánchez-Ostiz en el prólogo del libro. ¿Qué tan doloroso fue este ejercicio de evocación madrileña para usted?
Certifico la frase de Seferis que tan acertadamente ha dispuesto Miguel en ese prólogo que es un verdadero regalo, especialmente para el lector. Para mí ha sido doloroso habituarme a habitar, de nuevo, ciertas estancias del recuerdo, y una ciudad que ya ni es ni volverá a ser. Mi literatura (como la de Claudio) es básicamente autobiográfica, y más en el caso de “Madrid-Cochabamba”. Así que ese tipo de dolor me acompaña siempre durante el proceso creativo. Afortunadamente, el poder compartir este viaje con Claudio, ha sido un bálsamo.
-¿Tienen planificada la presentación en nuestra ciudad?
Aún no puedo confirmarlo, pero es muy probable que Claudio sí haga una presentación. Me consta que va a intentarlo. Por mi parte, me encantaría poder acompañarle, pero ciertas cuestiones de perversidad y desidia burocrática de las autoridades bolivianas me impiden, de momento, reingresar al país.
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