LA "JUANITA" DE SANJINÉS Mijail Miranda Zapata Juana Azurduy, Guerrillera de la Patria Grande (Jorge Sanjinés, 2016) sigue, en alguna medida, la estela de su predecesora, Insurgentes (2012), y propone una revisión histórica a un período fundamental en las insurrecciones independentistas sudamericanas y la conformación de nuestro país. Sin embargo, a diferencia de la anterior, decide enfocarse en una sola figura, la de la heroína, además de abandonar el género documental, para entregarse por completo a la ficción. Quizás en esta decisión resida uno de sus mayores desaciertos, dada la predisposición historiográfica, didáctica y militante que plantea Sanjinés (La Paz, 1936). Porque si en Insurgentes la voz en off del cineasta, narrando su propia lectura histórica, representaba un punto de anclaje y equilibrio para el corpus ficcional, su ausencia, en este caso, lo deja a la deriva, extraviado entre peroratas hagiográficas y caudillistas. Tras la fundación de Bo
RECORDAR PARA NO MORIR Mijail Miranda Zapata En 1985 Víctor Paz Estenssoro se dirigía a los bolivianos con aquella frase inolvidable “Bolivia se nos muere”. Era cierto, pero era sólo una de las tantas “Bolivias” posibles -la más visible, la oficial- la que agonizaba. Tuvieron que pasar casi dos décadas para que aquel vaticinio se repitiera. En octubre de 2003 una vieja Bolivia, ya arrugada y maltrecha de tanto oprobio y desesperanza, se doblegaba ante el aluvión rebelde, no sin antes arreciar la guadaña contra aquella vida que se sublevaba. En 2012 el periodista Boris Miranda (La Paz, 1984) nos sorprendía con La mañana después de la guerra (Editorial El Cuervo) , una reveladora recopilación de crónicas que escarba aquel complejo 2008 –con su toma de instituciones, persecuciones, terroristas, contraespionaje y masacres-, uno de los años más tensos de nuestra historia inmediata. Siguiendo esta ruta retrospectiva el paceño presentó hace algunas semanas su segundo
“Érase una chica”: ensayos sobre la evanescencia “Cuento los segundos importantes, los segundos en que sucede o va a suceder algo radical”, explica Genoveva. 98 de esos segundos corresponden al tiempo en el que al medio día, nuestras sombras desaparecen, dejándonos solos y suspendidos en un limbo de vértigo y felicidad. Este descubrimiento, esta manía por el detalle y su trascendencia, son los que dan pie a la última novela de la escritora cruceña Giovanna Rivero (Montero, 1972). El relato de 98 segundos sin sombra ( Editorial El Cuervo , 2016) se construye sobre una sola voz, sostenida página a página con gran consistencia y vigor. Rivero la consigue moldear con tal naturalidad que bien podríamos citar a Samuel Johnson, al referirse a la prosa de John Dryden: “Diríase que cada palabra cae al azar, aunque siempre cae en el lugar debido”. Esta cualidad, en el desarrollo de la narración, encaja perfectamente con el tono de la joven protagonista, de mente y emociones ágiles,
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